Se
arrodilla la luz como una virgen torpe, anochece.
Me vuelvo
sombra antes de lo oscuro. Llega el silencio
con sus
cadáveres de rubí. El aire amante fluye,
es tu respirar,
en lejanía, quien conversa conmigo.
Los alfiles
del tedio son azules, como de iris sin voz.
Ven aquí,
ahora, siente este presagio que te ancla a la vida,
no olvides
que la noche espera y que tú eres su luna.
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