La lluvia entonaba el himno de la noche.
Veré orquídeas de piedra o los versos del mago
que se columpian al anochecer de las estaciones.
Mensajes sin raíz, etéreos porque saben que mi memoria
es un lingote estrecho y falso, no desconocen el misterio
de la máscara que yo exhibo como barniz, la dulce caída
de los abalorios que asoman en la mueca que finjo.
A menudo el viaje es como un disparo azul hacia el corazón de la nube.
No si mi esqueleto canta la verdad herida, si soy el tuétano
de un fémur que siente la nostalgia de la estrella.
Cuando la madrugada agoniza el sol enciende las lágrimas
de esta locomotora inmortal, el destino es abril o mayo, quizá noviembre.
Cómo giran los planetas sobre sus goznes de plata,
cómo me persigue la luna si te ausentas.
lunes, 13 de junio de 2022
El tren nocturno
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario