Entiéndeme, todo lo guardo para ti.
Esta lluvia en mi mano la aprieto y es un nido,
un estanque, una lágrima en donde crecerá una flor.
Cada segundo se vuelve pensamiento y yo lo recojo,
lo mimo, porque en ese pensamiento tu imagen
brilla y sonríe, y me dice algo que, al fin, me salva.
En el hogar, las cosas tuyas penetran el calor de mi carne,
se posan en el corazón, me habitan para que yo
no entienda qué es el olvido. Todo lo guardo para ti,
mi voz no es la misma cuando susurra en tu voz
lo que esperas oír. Y si estoy lejos vives en mí,
eres tú la que pasea los puentes, nada en los ríos,
pisa las calles húmedas, como si yo solo fuera lluvia.
Entiéndeme, hay luz en tu sombra, cada tarde
escucho un trinar de pájaros que repiten tu nombre.
Y sé que lo que guardo en realidad es el futuro, una semilla
de amor que va calando, invisible, en la raíz del tiempo.
El tiempo que compartimos juntos, aunque no estés presente.
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