Como ala quebrada, como nido de un pájaro ciego,
como la luz que, invertida, se yergue en el borrador
de los hechos inconclusos; así el retorno a mi sombra
triste, su memoria es la mía aunque ella anclada en la piel,
en el perfil sin densidad de este cuerpo encorvado, ya
no sea la amante de mi joven estatura, ni ría conmigo
al volver de las noches turbias, ni se acueste en mi cama
-algunas veces oscura- para susurrarme incendios,
libaciones, tacto húmedo de infinitud. Estoy solo,
con esta soledad de humo que huye hacia los huesos
del pasado(su ternura es mi edén o maldición o salmodia
de desamor) sin su compañía los pasos escriben sobre
el suelo aullidos de pérdida, un voz de falsa confidencia
se adelanta al futuro, mi destino amanece con un tenue
grisú en el espejo que no consigue reflejar a ese otro
cuerpo volátil, silueta que indecisa se agosta lejos
de mis frases de añoranza, de mi abrazo de aire
donde vivirá para siempre esta caricia sin envés
que soy yo mismo.
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