El pómulo es una mano encogida. La curva
del mentón hereda la nostalgia de una madre
frágil, carnoso el labio intocado, la mejilla rosa
de la algarabía, la recta costumbre de una nariz
filiar, el hospedaje del color en un iris macilento,
la bravía sien que tantas veces acarició tu índice.
Y qué del arco infinito de una ceja indómita
o la frente que se inclina como una verdad
dulce. El perfil angular quiere ser historia,
la gracia de la comisura, el jardín altivo
de las pestañas, toda tú tiempo que no olvida
la ajada virtud que vendrá tras el sol perfecto
desde el que hoy te miro.
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