Todavía agito mis alas cuando paso junto a ti,
espectro que ha dejado su huella antes de ser,
espalda que huye, jolgorio de risas,
naufragio si te alejas.
No sabía de los cuerpos,
el bar era simple, la caoba dormía
en las frases ambiguas
y la luz con su amarilla nieve
poblaba mi piel de segundos infinitos.
Y la huida- o la marcha- siempre indolente
pero esta vez relámpago en el iris
que has sido tú sin querer.
Un guiño, un visaje, caracolas en el vientre
que no encontraron el tuyo.
Mis amigos se van hacia la noche
y yo hablo con la despedida estéril del transeúnte
y soy mueca, arlequín en los labios
que nombran tu ausencia.
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