viernes, 29 de septiembre de 2017

La condena

Aquí está la sed que fui. Solo agua
sin voz o espora que por un momento
se eleva en el aire con un estrépito
de ceniza. Mi frenesí vive en el hambre
de la adolescencia, encuentra la flor
de la juventud alada, simula un círculo
de paz, cae como la piedra del mito
para volver a ser mito. Y entretanto
qué soy yo, qué eres tú, quién el que
sube y baja más allá del sueño.

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