Poco entiendo porque hace mucho que no consigo ser yo.
La ilusión teje, la juventud escribe caminos, el hombre
adulto piensa y ejecuta el sonido diario de un reloj ciego.
¿Cuándo surge la lucidez, en qué omóplato el ácido se santigua
como un beato antes de la muerte? Hay una cordura que brota
como semilla en la piedra de los días y hace daño con su insolencia
de cuchillo. Es la verdad que cuelga en los párpados del tiempo.
Que vuelvan su cara los espejos cuando mi rostro se mire,
que nadie me hable porque le hablará a un fantasma.
Respiro sin saber que respiro mi ausencia.
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