martes, 4 de enero de 2022

Ochenta años

En un cuaderno he escrito mi nombre cien veces, para no olvidarme.

 

Doy de comer a los pájaros en una plaza sin árboles,

me pregunto qué hacen aquí las palomas.

 

Me tomo seis pastillas diferentes, ordenadas por horas,

como las saetas de un reloj insomne.

 

Arrastro los pies, no lo puedo evitar.

 

Me hablan como a un niño, aunque los mire como un padre.

 

Aún fumo a escondidas, en los retretes,

en mi habitación sin rejas,

cuando es de madrugada.

 

Dime que hoy no lloverá otra vez sobre mis recuerdos.

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