A veces soñar nos equivoca.
Así el sí que no me diste,
así el insomnio del ángel que reparte las cartas del
olvido.
En la constancia de los relojes hay un pulso
abstracto,
como diapasón inútil, como rodilla que percute en la
nieve.
A veces dormir nos despierta con un eco infantil,
la algarabía se posa en mis labios
y sonrío a la noche igual que un cadáver azul
en una jaula de risas.
El día es una red de claridad donde no caben los misterios.
Yo creo que soñar solo significa vivir más veces.
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