Si miro dentro de mí. ¿Qué es lo que veo?
Una casa grande nunca en silencio, unos rostros
muy parecidos al mío- la tez levemente oscura,
los labios finos como cintas de carne- una voz clara
que se transforma en eco, los pasos de Milagros
al llegar el alba, el miedo en mis ojos de niño febril.
Nada de lo que me rodea hoy vive en la claridad
de la huella indeleble: voraces son los minutos,
rutinarios los atardeceres, las palabras en constante
fuga... Dentro de mí guardo un tesoro que susurra
nombres, sus alas de marfil brillan eternas, su imagen
es un faro de haz infinito. En lo más hondo de mi corazón
existe un teatro donde estáis vosotros, los que aún sois luz.
Que no cese jamás vuestro resplandor en mi negra sed
de hastío.
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