sábado, 22 de octubre de 2016

Días de colegio

Qué atmósfera sin un trino, la luz herida del neón,
el silencio y los arabescos de la tiza, esas manos
que abarcan lo múltiple como un río que no muere.
Son fotografías de aulas cansadas, ventanales que nos
miran, la voz inquieta de un profesor que no sabe qué
o quién es su ayer.¡Y la magia de los rostros siempre
con su perfil áureo, el pensamiento que viaja, los dibujos
en papeles ya muertos, libros que no conocen el sabor
de una pregunta!.Y tú cuyo nombre aceché con la rabia
de la inseguridad, a lo lejos igual que la locura en su origen,
colmada de tiniebla. No recuerdo la semilla que tal vez brotó,
solo la certidumbre de los horarios, el signo y su trazo infantil,
la fe del asombro, las horas grises o el reloj que tantas tardes
calló.

No hay comentarios:

Publicar un comentario