domingo, 30 de octubre de 2016

De la desesperación y el éxtasis

¿Cómo empezó la huella virgen de la felicidad?
¿Entre el aire que tres dedos atrapan para decir
un nombre o en la silueta que ha nacido para ser faro
o en el traspiés de una ciudad toda mojada de silencios
cuando los cuerpos se clavan en la baldosa ínfima
del instante.? Lo que vino después fueron puentes
por transitar, hermosas calles que no habitaron la luz,
escombros donde tú y yo desnudamos el hastío.¿y el delfín
de la palabra alegre, qué de su rumor de intrépidos peces
en el acuario de nuestra hermandad? Solo el peso breve
de las imágenes luminosas, solo la singladura de los barcos
que no encuentran el sur en sus horarios tristes. ¡Que llueva
la negritud junto al árbol que calcina el mercurio que huye!
Somos los acróbatas que en la carpa de la duda se alejan
y mueren en el asfalto frágil, dos rombos que ejecutan
en el cielo una acidez de palomas aciagas, el reverso
de mil lunas en la ilusión cómplice de los desesperados.

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