domingo, 13 de septiembre de 2015

Nuestro rincón


Tres escalones húmedos.

Luego el frescor de la piedra
y la paz de una música señalada.

Me busco en el rombo del trasluz,
entre licores y la última respuesta
que inundó la voz ambigua del espejo.

Quiero ser el olímpico vaso
que se pose en una conversación caduca.

Quiero que la máquina de discos roce mi ayer,
con cantos de samba
y melancólicos versos de cantautor.

Nunca respondí a los murmullos de la caverna,
sin retratos, sin cuadros, sin flores
el mundo parece una necesidad
y no un sol.

Enfrente a ti, enfrente a mí o a él
lloran los planetas
y no lo sabemos porque los hilos han cruzado
puentes del hoy y somos levadura de frases,
sentencias que jamás serán dichas
en otro lugar que no sea el círculo gris
que nos ama.



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