Lo que me alerta no eres tú,
es la sombra en el espejo.
La belleza de ti.
De pronto la luz en la corola de una flor
inútil, la insolencia del mar
que columpia el azul, un gesto
de amor después de la nieve.
Y la voz que susurra
y el canto insomne de los pájaros
y una palabra que descubre la longitud
de un cabello en los labios.
También la generosidad del príncipe
cuando abraza a la niña que llora
y la convierte en luz de igualdad,
en simbiosis de hemisferios,
en corazón gigante.
La belleza es un círculo de plata y ámbar,
un soliloquio que entreteje la ternura
mientras un rayo de sol acaricia la piel del día.
Un oasis que tarde o temprano
perderás.
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