martes, 1 de septiembre de 2015

El cuarto

Sólo existe oscuridad aqui dentro.

En la compañia de las cosas
late un mundo de sueños,
una sinrazón de memorias.

Cuelgan en las paredes cuadros de lejanía,
paisajes dulces como la intemporalidad de la herida.

Apenas la luz crece con el sol,
se asoma sin rubor al cristal vencido,
busca el espacio de claridad que es su guarida
y su habla.

Los objetos escriben su pasado:
la tinta sobre el cartón dibuja un rostro campesino
y una leyenda de amor le acompaña;
inútiles medallones se arrebujan
en las medidas de un marco de plata,
la verdad responde a las preguntas sarcásticas
con sentencias de hastío.

Si, a menudo rastreo entre los libros tu nombre,
una fecha que me diga
porqué la esperanza se posó
en tus ojos de abril.

Otras veces el papel miente con antiguos arabescos
que adornan palabras sin voz
en los años de la Arcadia.

Saben hoy las sábanas a ola de mar,
los adornos comprenden que el frenesí
tiene también su oropel de lazos blancos
y misivas ribeteadas.

El dia deja paso a la noche,
alguien enciende en el pasillo la voluntad de proseguir,
su color es ámbar, su alcance la palidez del tiempo.

Mi decisión es fácil:la quietud.

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