Es tan callada, casi muda, teme mostrarse
por si no cumple su promesa, sin embargo,
también es tenaz, se aferra a tu alma como
un ángel salvador, levanta sus alas para que vueles
con ella bajo la sombra de los días, hacia el azul,
hacia la claridad que, apenas, se vislumbra. La
quisieras raíz, árbol eterno, un sol que ilumine
cada paso que das, un camino, sin zarzas, donde
no exista la nieve. Ella baila con el dolor, niega
la oscuridad, es como un hada que nombra en ti
un arco iris de futuro, un oasis donde calmar
los gemidos de la desgracia. Consérvala como
si fuera tu aliento, tu respiración, un cáliz
de amor que acoja, sin desdén, tu desarraigo.
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