Rubor de adolescencia, tu blusa a cuadros
encelando los pechos, los jeans altivos
como piel azul, el rostro alegre y la mirada turbia,
las risas al atardecer como campanas de cristal.
En la distancia del bar absorbes la luz, dices súper y esa puta,
te oigo porque la claridad me envía un rayo de sílabas.
Perdí pronto tu huella, hasta el futuro. Dos niñas
te acompañan en la algarabía del parque.
Concepción era tu nombre y hoy sé que, también,
tu destino.
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