viernes, 1 de febrero de 2019
La lluvia
Humedad en el vidrio que llora,
cálida niña, burbuja de cuento.
Gracias a ti el verde, la fuente inmortal de la vida,
las nubes derraman su músculo acuoso
mientras los paraguas susurran.
Música en los alares, en los tejados, ríos en el zinc de los canalones,
un frenesí estentóreo convierte los bordillos en éxtasis.
Y la ósmosis incolora del enjambre que salpica sobre el mar
y los charcos que refulgen en las plazas de farolas viejas
y la gota crecida bajo el labio
como si la verdad fuera molécula de agua en mi lengua reseca.
Quiero la caída infinita de este ejército milagroso,
quiero su perfume sin pájaros en mi frente dolida,
quiero el arrabal del silencio roto,
la canción que no cesa,
el orden siniestro de la jauría líquida en mi piel entregada.
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