domingo, 10 de febrero de 2019

Estaciones

Nada más irreal que la vida, el párpado
que una y otra vez se eleva y muere. Nada
tan simple como un reloj que fue ayer
antes de ser hoy. Se alimentan los días
con humo y nubes. Queda la imagen
del recuerdo, la razón invisible de la piel envejecida,
el enjambre sin voz de las larvas obreras.
Escribo sobre mí y sobre ti, en los laberintos
nos desnudamos para dar a luz el futuro
y en la vejez los ejércitos regresan, mudos,
como una estación que no ignora que ha de volver
en otro cuerpo, en otra vida, en otro tiempo.

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