sábado, 23 de febrero de 2019

Victoriosos

Las cosas más simples llegan aquí
como un ramillete en flor.

El agua de la lluvia, la canción en la madrugada,
tu sonrisa recién nacida, un rayo de sol que destruye la penumbra.

Y era un hogar el silencio entre tu cuerpo y el mío,
yo sabía de tus pasos y tú te anticipabas a mi voz
como si presintieras que los adjetivos que te di
nunca volverían a mi nombre.

Después de hacer el amor un aire sutil nos acompaña,
tú miras a la claridad y yo busco en el espejo mi hombría de antaño,
el paraíso inmortal de la juventud y el ansia.

Es otro y distinto el día y me gusta que así sea,
hoy te tranquiliza que la araña enhebre su verdad
y a mí el transitar de los pájaros en el cielo
me recuerda al dibujo
de aquel jersey olvidado sobre una silla azul.

Pertenecemos a las turbias historias que son símbolos heridos,
el futuro enciende un faro en la simetría de dos orquídeas ajadas.

Pero un hilo une las respuestas que nos nombran,
ese hilo es la huella compartida de un tiempo feliz
que no admite la derrota del presente.

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