Tantas veces vestido por tu sombra que ya no te conoces.
En los espejos hablan las caras que fuiste,
en tu voz se descubre un murmullo de adioses que no cesan,
en tus recuerdos un niño te mira buscando la luz del mañana.
Quieres ser la eternidad de los dieciocho en una piel herida.
Crece la marea que el reloj multiplica bajo el ansia imposible
de un ángel que arroja sobre ti las cenizas del olvido.
Preferirías otro nombre, otro lugar, otro tiempo
que nunca te desnudara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario