¿Por qué enciendes la luz a las doce del mediodía?
La voz de Susi acaricia el teléfono, susurra intimidad,
algún secreto inviolable. Antonio y Javier esperan a que padre marche,
el balón escondido bajo las faldas del brasero.
Yo busco en la estantería un libro que no leeré,
una historia desconocida de dragones y princesas.
Milagros limpia los cristales mientras tararea le météque.
Madre va al mercado, mañana de sábado,
gritan los vecinos su ración acre de insultos y furor.
11 de agosto, Elena ha salido de casa,
imperial su sombra la persigue, detenidos los espejos la contemplan.
A mí me duele no ser su espejo
o su sombra
o su perro amante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario