Todos los perfiles te nombran. Hay un amanecer
y un jardín de flores con tu rostro. En los cristales
repica la lluvia como un verso que aúlla. Al fin verte
atravesar las acequias con los pájaros a tu lado,
sonriendo. Siempre tu cuerpo está junto a mí,
siempre un rizo tuyo se acuesta en mi labio como una línea
húmeda que sacia mi sed. A veces te crecen alas y tu vuelo
es un círculo donde la llama del deseo se columpia. A veces
te abrazo e imagino la nieve deshacerse en mis párpados
porque nace de ti la semilla de una razón hecha de carne
y de fuego. Y si te miro sé que es en mí donde siembras.
Volver por tus letras es llenarse
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Sandra. Por aquí siempre serás bienvenida. Un abrazo.
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