Sobre mí hay un tragaluz de recuerdos.
Me iluminan con su claridad de hojas caídas.
Tu voz, tu voz es un círculo que algunas veces
dice amor. Acostados en la penumbra solo
los espejos anuncian la telaraña que tejimos.
Nos visita la luna con su calidez de anémona.
Mirarse así bajo el resplandor del hoy y del ayer
como dos ríos que no cesan de fluir y entienden
que un verso es la noche que puebla el tiempo
con un designio y una verdad que no podrá
detener el caudal omnímodo de los relojes.
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