Soñar es transigir con lo que uno pierde.
Pongo ante mí las horas alegres y se reflejan
en las esquinas los nombres, las fechas, los diarios
y las partidas. Cuando vivo en ti rememoro las aguas
dulces, el mínimo cariz de un rostro, la voz del mar,
el paso breve de tu cintura bajo la luz. Yo no sé si
los recuerdos se encienden en la noche como una
linterna que llama a los párpados, ni sé si el instante
transita a imagen del viento y solo roza mi piel tan
a menudo escarlata. Estar aquí y no ser yo- o ser la lectura
de una historia o el trampolín a lo desconocido-qué más
da si las cigüeñas ya volaron y la realidad se escapa
igual que una niña temerosa de no poder abrazar
tu cuerpo en un segundo.
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