Es la vida una suerte de ramas que sucumben.
Tú, hijo has llorado antes de tiempo, sabes
de la penumbra y de los días claros, del azul
de agosto y de la fría sed de enero. Todo se
columpia igual que las agujas del azar. Siempre
aquí y siempre allí buscando un horizonte
sin lejanía en los ojos blancos que sufren
el estigma secreto de la edad.¿Y si ya no
existen estrellas y la simulación es el regreso
a la memoria, a la quietud que no conmueve?
Existe una ilusión llamada sombra, su raíz
se dibuja en la piel como un círculo insaciable.
Muchas huellas serán una sola huella cuando
pregunte al pasado y no sea yo mismo la respuesta.
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