Quizá porque desconocía la palabra hogar
o porque el deseo era alejarse, no volver
a sentir las huellas oscuras ni la voz repetida
ni la presencia de mí en el espejo de siempre.
Quizá porque pensara que en otra ciudad yo
amanecería distinto, alguien sin raíces, tan
extraño como un ser sin civilización ni memoria,
un párpado que se levantara hacia una luz nueva,
un delfín que nadara en un cielo de humos y exilios,
otro yo que comprendiera su ayer. No sé si hay
razones para huir(o para buscar encontrarse) ni
sé si aquel tren llevaba mi nombre en su costado,
ni si la ciudad futura sería un espejismo,
un paraíso o la negación de un impulso.
Solo sé que estoy aquí para que la vida
me atrape o los sueños me devoren. Esa
es mi apuesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario