Pocas veces veo lo que quiero ver. Aunque
busque la mirada una coincidencia estéril
o espere el deseo una respuesta en la retina
o imagine que lo que ocurre no es otra cosa
que un film interior cuyo guión lo escribe
una voluntad virgen. A menudo cierro los
ojos en pleno mediodía, solo un instante,
como si la huida dibujara en mis párpados
lo que quisiera sentir(su cuerpo junto al mío,
los diálogos que se enlazan, un paisaje que
se amoldara a nosotros igual que una fantasía).
Cuando duermo la vida es más real, en la vigilia
todo es previsible, el verano huele a verano,
los relojes caminan lentos, el mar, las calles,
las montañas terrosas, el roce de la gente, la
mecánica de un televisor, recuerdan a un ayer
perpetuo inscrito en el iris, fosilizado en mis
pupilas, como el designio de un dios ya para
siempre ajeno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario