Podrías haber sido otra o la misma. Al final
son espectros los maquillajes de la memoria.
Recuerdo los jeans sin mapas, las costuras
de tu ansia en mis ojos perdidos. Y la lluvia,
apenas un eco en la noche y la fachada de una
catedral maldita, cuando las aves no reconocen
su territorio de nubes rotas. Aún miro la sonrisa
de los eclipses, pregunto por correos sin edad
como un álgebra que no arrodilla su razón. Es
suficiente el tránsito de las horas, otros cuerpos
sin alas volverán a la infancia, mientras la luz
se posa en navíos de hierros ocres o palabras
que no han conocido abril.¿Es tan estricto el paso
de las águilas sobre los árboles febriles en un rosal
jamás mirado? Mi rostro subordina su canción
a la astucia de un hogar perdido. Podrá la estatura
recordarme el horoscopo del tiempo, podrá tu huella
de piernas sin alba encender el misterio como la
fiebre rompe el latido del silencio. Solo el alegre giro
del aire te nombra, tu vuelo encontrará otras plazas
en la semilla o en la verdad que hoy huye de mi.
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