domingo, 4 de junio de 2017
El Minotauro asume su destino
Ni yo sé donde vivo. Hace tiempo perdí la oportunidad
de ser hombre, de vivir entre normas justas, arropado
por una familia, unos dioses, un sentir que me alumbrara.
Nunca vi a mi madre, de mi padre recuerdo la alta testuz
cuando le incitaban a la muerte, su heroica rebeldía
que yo heredé. Me he perdido en esta cueva sin alma,
he suplicado por un cielo que encendiera las estrellas
de mi ojos, quise que el hambre no me entregara una
y otra vez la piel y los huesos de víctimas jóvenes
sobre las que escribir un destino impostor. Vendrá
pronto la justicia que ató mi virginidad con hilos
de desventura, no lucharé ante la razón de la hostil
venganza, que lleve la gloria del héroe mi firma roja,
ese grito unánime que se multiplica hasta la efervescencia
de saber que el monstruo ha caído, que al fin el mundo
puede arrancar de mi pecho la savia negra de la ira.
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