miércoles, 16 de diciembre de 2015
Fragmento de "El siglo de Sartre" de Bernard Henry-Lévy
" A Sartre nunca le gustaron las casas. A pesar de lo que se ha dicho, fue propietario de una: el piso que compró a la muerte de su género y donde vivió diecisiete años, de 1945 a 1962, con su madre. Pero no le gustaba. Lo que no le gustaba, lo que nunca le gustó en el hecho mismo de tener una casa, es que se trata de un depósito de ser, una sedimentación de identidad y existencia. Se cree que las casas están hechas con piedras. Error: están hechas con recuerdos. Retazos del pasado, Están hechas con alma muerta y, se quiera o no, con resentimiento. Sartre sin lugar donde caerse muerto. Sartre sin domicilio fijo. El rechazo, también en esto, a todo lo que podría fijar, solidificar el ser en fusión que quiere seguir siendo. No ser, y por lo tanto no tener. Ser poco, y por lo tanto poseer lo menos posible. "
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