lunes, 27 de octubre de 2025

El boxeador

 

Y tú sigues.


Con los ojos tumefactos,

los pómulos heridos,

las cejas partidas,

la nariz mil veces rota.


Sin dentadura, sin labios, sin alma.


Ensangrentado

como si la sangre

fuera ahora

tu auténtica piel.


Ya sé que no puedes más,

que has caído para levantarte

una y otra vez.


Igual que Sísifo con su eterna roca.


Que ya no sientes dolor

porque el dolor lo respiras

a cada segundo

y sin él ya no sabes vivir.


Pero no claudiques.


Aunque sepas que vas a perder.


Porque no ignoras

que tu rival

es y ha sido siempre la vida.










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