viernes, 17 de octubre de 2025

Una tarde en Amberes

 

Allí imaginé tranvías como peces surcando un río

que brillaba entre sombras, allí los ojos eran gemas

pulidas de blancura atroz, y no vi canciones de cristal

en la voz de los semáforos, ni tuve un sueño donde

a la mano del soldado le crecían dos alas de virtud,

en el aire un aroma de sal y una luz marchita como

de novia triste, pedimos un vino frío a la muchacha

de pechos grandes, a la vuelta un taxi sin memoria

nos arrojó a lo más profundo de la desnuda noche.

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