jueves, 16 de octubre de 2025

Vinilos

 

Y es que brota del corazón la misma música de alba

y oscuridad, arpegios, notas, letras en soliloquio,

flujo de aire con la flor híbrida de la cadencia,

pausa en la fiebre del círculo, química que vuela

por las colinas de la noche, y los párpados que escuchan

una voz, un sueño de guitarras, un crepitar de platillos,

un bombo, un bajo, ninguna imagen solo brillo que cala

en la luna vieja de la infancia un vástago carmesí,

folclore antiquísimo en la ternura del indiano, filosofía

de la luz en quien canta al sol del recuerdo, un hilo

desventurado, una cenefa de amor, un espasmo

de fuentes que trinan, el símbolo incorpóreo que va

y viene como una letanía y abraza mi inquietud,

mi vocación, mi alma recién nacida al viento dorado

del ensueño, las fibras de un estribillo, el frenesí

de la prosa rimada en frases que encajan como tiernas

flores de un jardín único, el baile sobre la alfombra de loto

y nieve, la ceniza en los labios tras el fin que la aguja

repite como un febril presagio, y la elucubración,

los versos inmolados por la cruz fugitiva del olvido;

yo veo en tus ojos todas las canciones del mundo, todas

las melodías que, sin ti, dejarían de ser pájaros libres.

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