sábado, 18 de octubre de 2025

Atlántida

 

Cuál forma se incrustó como gema en la piel

del agua, en los cantos antiguos donde no es azul

el mar, en el confín ya ahíto de palabras que conspiran

contra la luz, en la gran nave sin el cristal traslúcido

que nos permite descubrir la historia; solo un eco

de batallas que en la sima oceánica aún retumba

como círculos cuya sangre es el mito y no la cicatriz

bajo el coral; revive la naturaleza del tritón, la magia

de las sirenas que ya no anuncian con canciones alegres

la ingrávida sed del asombro; no sé si hubo flores

sobre la raíz del agua o canales de pura plata, si

espadín curvo o liso, si arco de huesos con flecha

de marfil, si honda o puñal, porque entre el ahogo

y el silencio no hay música que canten las anémonas

invisibles con el frenesí de un triunfo, ni luz ni faro,

ni artificio, ni huella fósil, ni fábula , ni oasis 

de algas o edén, ni flor náutica, ni isla sin cielo, 

leviatán rojo, meteorito arcano, hexámetros

que nombren al cíclope que tatuó en su espalda

las mil olas furiosas que sepultaron la Atlántida.





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