lunes, 22 de septiembre de 2025

Bajo la luz de Amsterdam

 

Tú también conoces la desnudez de las sirenas,

la armonía del agua cíclica

que vierte el insomnio de la luz

en un mar claro.


Somos los vehículos sin carril del mañana,

tú el pedal del sueño, yo la rueda

que no circula bajo los álamos tupidos.


Y hay un rojo insomne en cada párpado

y en cada cristal que asoma al día

un árbol de sexo que mira a los ojos del silencio.


Qué rumor de puentes vivos acompaña los pasos de un ángel.


Y tú, cenicienta dulce que crece al alzarse las palomas

como una marea gris sobre la melancolía de la noche.


Y tú que esperas un navío azul que se abra al humo de las acequias,

y tú que te vendes en los espejos como un flor amarga.


Y tú que visitas los mercados y dejas un eco de sílabas entre los perfumes,

las dalias, el tulipán púrpura que brota de tu corazón de piedra.


Y yo bajo el dintel de la casa donde la niña símbolo arroja flores de negritud.


Y yo que quise ser pájaro y no fui más que raíz sobre el agua de mis sueños.


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