miércoles, 3 de septiembre de 2025

Mi viejo auto, yo y los límites de velocidad

 

A treinta: mi coche va por una calle transitada,

como es un animal bien adiestrado

comprende que debe ir lento,

niños y ancianos en las proximidades,

encima es hora punta.


A sesenta: núcleo urbano en carretera de dos carriles,

hay que reducir velocidad

-cuando el motor se desperezaba

y más alegre parecía-

peligro de sanción.


A noventa: esto ya es otra cosa,

cambio de cuarta a quinta

de quinta a cuarta,

lo hago solo por fastidiar un poco

y hacerle ver

a mi bravío caballo de metal

que aquí el que manda

soy yo.


A más de cien: el coche ya no es un coche,

es un halcón que caza kilómetros,

nos dirigimos veloces

hacia un lugar escrito con letra blanca

en los carteles azules de la autopista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario