lunes, 8 de septiembre de 2025

Persiguiendo mis pasos de antaño

 

Imaginé mi huella en las losas, el juego de correr

entre columnas al grito de libertad, mi rostro

mojado por la lluvia en medio de una calle preñada

de historia, volví a la senda donde proseguía la estatua,

aún el olor del mercado como el aliento de la vida

y de la muerte en un mismo perfume donde los horarios

son latidos que se superponen igual que fósiles

que acompañan mis pasos, donde la luna huye

de los cristales al romper la luz del día consciente

de que su tiempo es pálido y su misterio ríe en la noche

como un ojo feliz de iluminar las horas jóvenes, la ilusión

fértil que comparte un futuro entonces abierto a la infinitud,

quizá mañana solo tesoro en la memoria que una vez soñó

con golondrinas cruzando los espacios en que la nieve

no impedía el calor de los cuerpos, la fe compartida,

un sonido antiguo de caballos salvajes galopando lunas,

aquella luz en los corazones que se vertía hacia dentro

como un sol invencible esparcido entre los labios

de los que aman el fulgor de la estrella y no la telaraña

gris de los años que tiñen la piel de desaliento, de ceniza

sin ascua, de pálpito débil como de mariposa que extingue

con la fugacidad de un suspiro el sueño iluso de su breve primavera.

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