Me ladra cada noche
como un perro encerrado
que quisiera ver la luz.
Soy su único amigo,
su confidente,
su razón de existir.
Si lo contara se desvanecería
igual que una sombra
en el medio de la claridad.
Es una isla con un solo habitante:
unos le llaman culpa,
otros vergüenza,
yo lo llamo miedo.
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