Tu baile de espuma
llega a mi playa
como una ola de seducción.
Me invita al furor,
al ardiente efluvio de la carne,
al roce de los pétalos en la piel,
al infinito oasis de la cópula.
En tu cama vi rosas arder
entre suspiros de ángel.
Me dijiste tu nombre,
aunque no te dijera el mío.
Ahora tu nombre
es la cicatriz de un recuerdo
que yo repito a solas.
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