Recorre con nosotros mapas en la luz. Como un gato
alegre persigue la cintura de las carreteras, fluye
en los surcos del alquitrán con brincos de cimarrón,
pájaro de hierro que se desliza sobre losas antiguas
o autovías imberbes en veranos sin final. Perfume
salino o aroma de bosque, ríos escuetos como un hilo
veteado de agua joven, astucia de la geografía que
nos lleva, sin querer, a los paraísos de la multitud;
a ese enjambre de sudor, pieles y ojos que en días
fugaces guardan la memoria de los espejos, el latido
sincrónico de una ráfaga de coros. Música que nos
nombra en las calles y en los puentes, en los museos
y en las cafeterías, en los hoteles sin paz, bajo
el mercurio de un sol que calcina a los pájaros.
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