Después del túnel otra vez la sombra y en ella un relámpago,
una catedral de hombros donde orar.
Te conocí en hojas que caían de calendarios,
suave y exacta como un reloj de nubes.
El equívoco es como un párpado que no conoce el color
ni navega en aguas de marfil. ¿Cómo se mata a las estrellas
si un rompecabezas se aferra a la piel y crece y late
como un tejido de sueños?. Pronto aprendí que la verdad
se parece a un espejismo, sus cabellos cabalgan la noche
y la noche es tan sólo un dinosaurio sin esquinas.
Nuestro mundo se ciñe al cristal, es pequeño como un nido de átomos,
en él, los espejos crean el caos y miles de planetas se arrullan
hasta morir en tu centro. Al amor le gusta ser viajero,
sube a los áticos y a veces adivina la primavera entre ceniceros de invierno.
Pasaron los años que han perdido todas las guerras,
sobrevive lo que no se ve, el muérdago del deseo,
la pared blanca donde mis labios se entregan, la playa donde reposa
el esqueleto de un huérfano.
una catedral de hombros donde orar.
Te conocí en hojas que caían de calendarios,
suave y exacta como un reloj de nubes.
El equívoco es como un párpado que no conoce el color
ni navega en aguas de marfil. ¿Cómo se mata a las estrellas
si un rompecabezas se aferra a la piel y crece y late
como un tejido de sueños?. Pronto aprendí que la verdad
se parece a un espejismo, sus cabellos cabalgan la noche
y la noche es tan sólo un dinosaurio sin esquinas.
Nuestro mundo se ciñe al cristal, es pequeño como un nido de átomos,
en él, los espejos crean el caos y miles de planetas se arrullan
hasta morir en tu centro. Al amor le gusta ser viajero,
sube a los áticos y a veces adivina la primavera entre ceniceros de invierno.
Pasaron los años que han perdido todas las guerras,
sobrevive lo que no se ve, el muérdago del deseo,
la pared blanca donde mis labios se entregan, la playa donde reposa
el esqueleto de un huérfano.
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