Tiene alas la memoria, pero es efímera
como un paisaje sin futuro. Fechas que cruzan el olvido
hacia los labios carmesí, la venganza de los cuerpos
cuando, incontenibles, suben los peldaños de la luz.
Dices que el gris es el color del miedo, yo escucho la ola,
la inquieta ola en mi ventanal. Acertamos con el mediodía,
no con la escarcha de agosto, supimos vencer a los dioses
de la oscuridad con misiles de napalm en el corazón.
Tarde llega la lluvia de unos besos azules, ahora
son las preguntas un rodillo de amor bajo las sienes.
¿Dónde estará la respuesta si es mudo el azar?
Como una verdad sin alma te acaricia mi noche.
Escribes muy bonito.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Amapola, por tu amabilidad. Un abrazo.
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