Me pierdo en las espumas de un mar olvidado.
Aunque la mirada acaricie el ímpetu y la derrota
o crezcan ojos en el dique donde entregué mi infancia.
Hay otro rostro en la arena del verano, hay madres
que se visten de luto cuando las olas les recuerdan
su juventud marchita. Siempre es un don el haz
que divide las playas vacías igual que la eternidad
que no haya en mi un espejo, como el misterio de
no saber si el tiempo me devolverá los racimos
nacarados de tu ausencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario