Has notado su río en tu sangre, tan antigua, tan nueva.
Cada día son aurora de reloj sus eclipses. No escribas
su latitud, basta el camino, la verdad, la singladura
que inconscientemente te nombra. No hay palabra
ni verbo que encienda sus flores, su tránsito es
ambiguo porque vive en un poso que no ansías.
Alguien te habla al oído y eres tú mismo(el niño
cuyo sello apenas has conocido, la estatua que se
superpone a cada gesto de tu juventud, el oro que
no brilla pero se solidifica en ti como una pregunta)
con los cabellos albinos y las rodillas donde alguien
escribió toda tu vida en signos sin memoria. Sabrás
que un resumen de ti es el silencio, no importa si
el corazón no se entristece y algo dentro del iris se
acostumbra al sol que nace en el misterio de haber
sido tú una roca fósil que hoy se alza como una isla
que nadie, nunca, conquistó.
No haber sido conquistado jamás.
ResponderEliminarMe resulta bello. Besos.
Gracias por pasar por el blog y hacérmelo saber. Un beso.
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