Sufre el arco iris la ola transversal de la lluvia
bajo el temblor de la luz cualquier mañana de abril;
recorre el tren la llanura herida por el sol mientras
los pájaros en el azul extienden sus alas con la armonía
infantil de un baile huérfano; un suspiro de eternidad
colma tu iris con el verde esperanza de los sueños;
es el mar la lágrima inabarcable de espuma volátil
donde silba el viento y se oyen los cantos tristes
de una sirena inmortal; en los latidos de un corazón
cabalgan los potros de la edad sin jinetes a la grupa
en el crepúsculo que asoma por las esquinas de la noche;
una vez más la flor nace flor en la piel de los jardines de mayo,
la luna es una perla creciente en el atlas del firmamento
después menguará como mengua el estío bajo los horarios
sin luz del otoño, mi inútil forma de persistir es el silencio
donde habita la orfandad que viste el confín de tu mirada.
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