viernes, 10 de enero de 2025

En la hondura

La sima donde no finge color el silencio, voces, ecos

de largas vocales escalan las paredes de la fragilidad

con uñas de felino, trepan los istmos de las historias

por la fronda de la aventura hacia la luz objetiva de la verdad,

lobos en las cornisas, en los puentes, en las cuevas

donde el eclipse se derrama con virtud de ceniza, hilos

de red que son cedazo, pretil, dique, allí se remansa el agua

de los minutos como sangre que no fluye por las arterias

de la claridad, negrura de pez, balcón oscuro donde los pájaros

tienen alas de alquitrán, el pozo del remordimiento

con su magma de azufre, la brujas que invocan latidos

del mal sin la flor de la alegría en el atril del canto,

cae la piedra con obstinada mudez como cae la lluvia

en el nido de la conciencia, y en la hondura la fosa

de los lirios, el corazón del ángel, el rubí del sueño,

y también tú ahogándote como una danzarina

torpe en el mar profundo del olvido.


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