lunes, 19 de noviembre de 2018

El camino inverso de los elefantes

Los recuerdos campan entre horarios vacíos
o visitan el agosto donde renace la luz.
Para mí los juegos de la escuela, para ti las calcomanías bajo el agua,
las estampas de universos en un álbum dorado.
Mil y una canicas suenan en el rubor del día,
el balón cruza relámpagos de algodón dulce.
Mira como avanza el tren eléctrico hacia la aurora,
su elipse es un don de mariposas ardientes.
Todo era música sin querer,
la navidad que irrumpía lejos de la nieve entre salmodias y pajaritos,
portales y arena, camellos ocres de ojos lánguidos.
Hay rodillas que son arpegios infinitos,
la voz que callas y los céspedes que lucen amapolas inmortales.
Al morir el deseo surge la ceniza,
en los horóscopos la tinta negra ya no escribe
cuando la aguja del reloj inclina su testuz hacia el miedo.
¿No ves la hondura de su tajo rebanar el silencio que una vez fue paraíso?
Hacia atrás caminan los elefantes cuando quieren conocer la noche.

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