Aquí en la orilla el sol cubre mis pies.
Vendavales de aliento recuerdan la alegría,
el sonido, las palabras que brotan. Todos
los mensajes mueren en el azul que incita
mi iris. La distancia es un cruce de historias
que amanecen en el aire. Mira mi candil,
en su luz amarilla las luciérnagas no ríen.
Tras el oráculo un silencio transcribe la
inutilidad de la pregunta. ¿Hasta dónde
el sol llega con su serena lengua de hormiga,
cuál su caricia si solo espero la oscura
sed en que viviré o vivo?
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